India (por Anna Camacho)

La India es un país para los 5 sentidos. Ningún detalle del momento es suficientemente pésimo para dejarlo de lado o ignorarlo. Hay que estar muy atentos porque cada instante es único. El ambiente, los olores, el habla, el paisaje, las personas… son elementos indiscutiblemente “bipolares” en este lugar. Los contrastes no están hechos para todos los públicos y los más sensibles tendrán que poner “piel dura” para disfrutar con tranquilidad de esta explosión cultural.

La India es un país para los 5 sentidos. Ningún detalle del momento es suficientemente pésimo para dejarlo de lado o ignorarlo. Hay que estar muy atentos porque cada instante es único. El ambiente, los olores, el habla, el paisaje, las personas… son elementos indiscutiblemente “bipolares” en este lugar. Los contrastes no están hechos para todos los públicos y los más sensibles tendrán que poner “piel dura” para disfrutar con tranquilidad de esta explosión cultural.           

 

La vida en las calles y por tanto pasear por estas es el todo de este viaje. La calle es el tejido: social, cultural, religioso que convive egoístamente con la estructura de castas que hace de la gente pobre más pobre y de la gente rica aún más rica. No hace falta ser muy observador para ver y detectar: gente sin techo desatendida en un rincón de la calle, gente sin extremidades auto-llevándose con un invento de cuatro ruedas, gente amable con las puertas de casa abiertas, el sistema de castas vigente y latente entre todas las personas que andan por las calles, “slums” repletos de familias viviendo del que recogen de las aceras y caminos… y al mismo tiempo, ver turistas indios guarnidos con las mejores galas y marcas de moda, hoteles de lujo lleno de indios estirados caminando por la alfombra roja, coches de alto “caché” circulando al estilo indio (a golpe de claxon)… todo esto en medio de una gran capa de porquería ingestionable tirada por todos lados y… no es que los indios sean sucios, que es lo más sencillo de pensar, sino que sencillamente y debido a nuestros fascinantes amigos americanos, la India tuvo que abrir sus fronteras comerciales para no morir de hambre y el plástico entró en el país de una forma descontrolada, cosa que a día de hoy todavía no se ha podido gestionar adecuadamente. Creémonos de una vez que el mundo no podrá absorber todo lo que generamos. En la India esto ya es imposible. Luchamos para vivir con menos, y por tanto generar menos, a fin que nuestro sistema de vida decrezca, para que las generaciones futuras tengan un lugar donde vivir.   

 

Y con el párrafo anterior la gente se preguntará: ¿así tú viajas a países pobres para sentir que eres una persona afortunada y que tienes todo lo que necesitas para vivir? o ¿qué te ha aportado viajar a un país de estas características? Pues me ha aportado todo y en muchos casos no me he sentido tan afortunada… ¡que queréis que os diga! He aprendido: que la vida austera nos permite ser más felices, que la familia es una institución que hay que disfrutar y cuidar y así se me ha demostrado en la sociedad india, que las puertas de las casas están abiertas a las personas del mundo y por tanto que la hospitalidad es un valor que nos hace falta trabajar, que la sociedad es en la calle y que las personas se entienden cara a cara, que todavía tenemos mucho trabajo para hacer con el papel de la mujer en nuestra sociedad y en el mundo en general, que la historia del país hay que llevarla con orgullo, que nunca estarás solo si te encuentras perdido y siempre habrá alguien amable que te ayudará, que el tiempo es ahora en este momento y que no se sabe a qué te expondrás mañana… y así mil cosas que he ido guardando en mi mochila. No terminaría nunca la lista de aprendizajes que a archivo en mi memoria inmediata a fin de utilizarlos para: mejorar mi percepción del mundo y contagiarla a otros, entender las personas de otras culturas que residen al lado de mi casa, poner mi granito de arena para dejar el mundo un poco mejor de cómo lo he encontrado y conocido…

 

India tiene mucho que decir al viajero que decide plantarse y moverse por sus rincones. Rincones maravillosos llenos de inmensidad, diversidad, contrastes, paisajes increíbles, colores y olores… India no te deja indiferente, pero te hace regresar diferente. ¡Deseando que este diferente me lleve a otros lares del mundo para conocer más y mejor este planeta donde vivimos apostando para cambiar un poco mi percepción del mundo y poner mi primer granito de arena!

 

Y sobre todo, gracias al equipo de Ganesha Travel, que siempre me encuentran aquel viaje que me permite conocer más de este mundo tan diverso y fascinante.